lunes, 19 de febrero de 2018

Aprende a nadar en aguas abiertas

Descubre un nuevo mundo de libertad sin líneas blancas ni volteos cada 50 o 25 metros. Empezaremos aprendiendo en la piscina, que es más accesible para todos, pero sin perder de vista nuestro gran objetivo: el mar


¿Quieres salir de la pecera y descubrir la libertad de nadar en el mar? Las travesías y la natación en aguas abiertas  se han puesto de moda, y es que nadar en el mar es una de las mejores sensaciones que existen. Si siempre has nadado en piscinas, atrévete a salir al aire libre, tan sólo necesitas aplicar unos consejos de técnica, quitarte el miedo yendo a nadar en grupo y adaptarte a las condiciones cambiantes del mar y las olas.


Es el momento de traspasar los entrenamientos de piscina al mar y para ello es importante tener en cuenta que este nuevo medio cuenta con condiciones muy diferentes y tenemos que estar preparados.

Cómo aprovechar al máximo la brazada

1. Tenemos que pensar que para avanzar necesitamos una remada (fase subacuática) amplia y bien dirigida hacia atrás que acabe por debajo del muslo. Más cuando nadaremos con olas o cambios de corriente cuyo único modo de contrarrestar sus efectos es empujando muy bien el agua.

Lleva el impulso hacia atrás y por debajo del muslo. Cuida que la remada no lleve la mano a la superficie.

2. Si queremos aprovechar al máximo la flotabilidad del mar y el neopreno (en los casos que sea necesario éste), los brazos tras cada recobro (fase aérea) deben colocarse bajo el agua. Nuestra posición será más estable y más hidrodinámica.

El brazo delante queda sumergido aproximadamente un palmo bajo el agua, no se deja en la superficie.

3.    La coordinación entre los brazos es determinante para aprovechar cada uno de nuestros impulsos. Por esa razón buscaremos que los brazos se releven delante de nosotros. Justo cuando uno está entrando en el agua, el contrario, que se encuentra delante, empezará su impulso.

La orientación: punto clave en el mar

Si queremos seguir una trayectoria hacia nuestro punto de referencia o boya es determinante elevar la cabeza para distinguirlo fuera del agua.

¿Cómo conseguirlo de manera eficaz y sin que afecte a nuestro nado?


1. Sigue con la coordinación entre brazos por delante.

2.    Cada brazo tendrá una función. Por un lado aprovecharemos el impulso de uno de ellos para respirar (según cada persona)  y por el otro el brazo contrario será el que destinará su impulso para elevarnos sobre la superficie.

3. Mantén una buena amplitud de remada y una frecuencia para mirar bastante elevada (cada 2 o cada 4 brazadas).

Al seguir esta pauta evitaremos subir para mirar y a la vez respirar, puesto que si unimos ambas acciones corremos el riesgo de tragar agua y crear una situación de estrés al no lograr ni orientarnos ni respirar.


Consejo: es muy importante que antes de ingresar al agua visualizar el recorrido que se va a seguir para ver tanto la ubicación de las boyas como para tomar otros puntos de referencia. Podemos usar algún edificio, espigón o accidente geográfico que nos ayude a orientarnos cuando estamos todavía a mucha distancia de la boya.






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